¿Viste cuando el silencio se instala tan sepulcralmente que solo te deja lugar para contemplar tu propio silencio?
Algo me llevó a querer acordarme como fue la primera vez que me enojé en mi vida…
¿me puse a llorar o me puse tenso?
¿le grité a alguien o me encerré en mi cuarto?
Mi cabeza me llevó a la imagen de mi cumpleaños de seis años, de la cual desconfío porque me juro a mi mismo haberme enojado en estado perinatal.
En la imagen yo me aseguraba a mi mismo que cortar relaciones con mi mamá no iba a importar porque mi hermano, que había empezado a trabajar podía cumplir las veces de madre y comprarme el juguete que ella no quería comprarme y que mi primo tenía, que pendejo manipulador, cómo me extraño…
Mierda! Del viaje retrospectivo que me pegué casi tiro la taza de té al piso.
Ahora, de vuelta el más acá, sigo con la tarea que había dejado inconclusa…
Que consistía
En acordarme de vos
Y de vos
Y de vos
Y de vos.
Y te juro que te amo con todo mi corazón y parte de mi vesícula, y que me moriría por hacer el amor con vos toda la mañana empezando a la 1 y terminando a las 11, ponele.
Y besarte absolutamente todo el cuerpo y que mientras me leas esos poemas tuyos que no se si me creés o no, pero yo te juro que me encantan.
O con vos que tanto me bancas y me bancaste y nos bancamos y que si el mundo fuese lógico y lineal deberías ser la madre de mis próximos 19 hijos.
O con vos que estás tan lejos pero cuando voy parece tan cerca.
Pero tengo la manía y el karma de enamorarme de personas que no están enamoradas de mi, ni se van a enamorar, o que en su defecto incluso ya están enamoradas y de otros, o que en su defecto son lesbianas, o que en su defecto ni siquiera son seres humanos.
Ahora te dejo y me voy corriendo sin dirección fija pero a una distancia como de acá a Saturno, ponele… para recuperar el tiempo perdido.
PD: Ah! En la imagen del cumpleaños tenía un bonete verde.